Caso clínico
Ginecol Obstet Mex 2008;76(9):558-61
Emigdio Torres Farías,* Luis Guillermo Torres Gómez,** René Márquez Allegre,*** Salvador Hernández
Higareda****
RESUMEN
El embarazo abdominal avanzado es una complicación obstétrica que pone en riesgo la vida materna y fetal. Se comunica un caso de
embarazo abdominal avanzado, con ovarios y salpinges normales, sin datos de fístula uteroperitoneal y diagnóstico prenatal tardío, en una
paciente multípara, sin factores de riesgo, con recién nacido vivo, cuyo embarazo se atendió en la Unidad Médica de Alta Especialidad,
Hospital de Gineco-Obstetricia, Centro Médico Nacional de Occidente del IMSS, en Guadalajara, Jalisco, México.
Palabras clave: embarazo abdominal.
ABSTRACT
Abdominal advanced pregnancy is an obstetric complication that put at risk maternal and fetal life. We report a case of advanced abdominal
pregnancy with intact ovaries and fallopian tubes, without ureteroperitoneal fistulae and, late prenatal diagnosis, in a multiparous patient
without risk factors, with alive newborn, and whose pregnancy was attended at Unidad Medica de Alta Especialidad, Hospital de Gineco-
Obstetricia, Centro Medico Nacional de Occidente del IMSS, Guadalajara, Jalisco, México.
Key words: abdominal pregnancy.
* Jefe de la División de ginecología.
** Médico ginecoobstetra, Departamento de embarazo de alto
riesgo.
*** Médico ginecoobstetra, Departamento de urología ginecológica.
**** Jefe de la División de obstetricia.
Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Gineco-Obstetricia,
Centro Médico Nacional de Occidente, IMSS.
Correspondencia: Dr. Emigdio Torres Farías. Jesús García núm.
2447-503, colonia Ladrón de Guevara, Guadalajara, Jalisco, México.
E-mail: emig_2001@hotmail.com
Recibido: julio, 2008. Aceptado: julio, 2008.
Este artículo debe citarse como: Torres FE, Torres GLM, Márquez
AR, Hernández HS. Embarazo abdominal primario avanzado. Comunicación
de un caso. Ginecol Obstet Mex 2008;76(9):558-61.
El embarazo abdominal avanzado es una complicación
obstétrica poco frecuente, considerada de
alto riesgo, que pone en peligro la vida materna
y del feto. El índice de mortalidad materna varía de 0.5 a
18%, y el perinatal de 40 a 95%.1 El embarazo abdominal
es el que tiene más de 20 semanas dentro de la cavidad
peritoneal, cuya frecuencia ocurre en 1 de cada 10,000
nacidos vivos.2
Los embarazos abdominales se dividen en primarios
y secundarios. Studdiford estableció los criterios para
embarazos abdominales primarios (trompas de Falopio
y ovarios normales, sin datos de fístula uteroperitoneal y
embarazos relacionados exclusivamente con la superficie
peritoneal).3 En este tipo de embarazo, la implantación
ocurre únicamente en la superficie peritoneal, lo cual es
muy raro y difícil de comprobar.4
El diagnóstico prenatal de embarazo abdominal es difícil
de establecer. El ultrasonido es el método de elección
para diagnosticarlo; sin embargo, su margen de error es de
50 a 90%.5 No existen síntomas característicos para establecer
el diagnóstico adecuado; la mayoría de las pacientes
manifiesta dolor abdominal, inexplicable y persistente,
asociado con movimientos fetales. Los signos clínicos más
frecuentes son: mala posición fetal, inactividad uterina y
anatomía fetal fácilmente palpable.6
El tratamiento del embarazo abdominal es controvertido.
Cuando se establece el diagnóstico, las pacientes
requerirán una evaluación cuidadosa, la cual iniciará con
su traslado al centro de referencia para disponer de los
recursos. Si el feto ha muerto, generalmente se indica
la intervención quirúrgica, pero si está vivo, la mayoría
de los médicos realiza la intervención inmediata para
embarazos menores de 23 o 24 semanas, por la elevada
incidencia de morbilidad y mortalidad materna, y mal
pronóstico fetal.7
Aún se discute si los embarazos abdominales avanzados
(después de las 24 semanas de embarazo) requieren
de tratamiento más conservador, pero debe considerarse
que cuando el volumen del líquido amniótico disminuye
o está ausente, la incidencia de malformaciones fetales se
incrementa significativamente, ocurren deformidades por
presión y la hipoplasia pulmonar excluye cualquier posibilidad
de un feto viable. En este caso, deberá indicarse,
inmediatamente, el nacimiento del feto.7
CASO CLÍNICO
Paciente de 29 años, ama de casa, escolaridad secundaria,
originaria y residente de Tepic, Nayarit, México. Entre
sus antecedentes obstétricos están: cuatro embarazos, tres
partos a término (todos eutócicos), con recién nacidos de
2,700 a 3,700 g de peso. Inició su vida sexual activa a los
17 años de edad (sólo con una pareja) y nunca utilizó métodos
de planificación familiar. Se realizó el papanicolau
dos años previos al último embarazo, cuyo resultado fue
negativo para malignidad.
Ingresó al servicio médico con 31.3 semanas de amenorrea,
enviada del Hospital General de Zona núm. 1,
de Tepic, Nayarit, México, en donde se realizó el diagnóstico
de embarazo abdominal un día antes de ingresar
a la Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de
Gineco-Obstetricia, del Centro Médico Nacional de Occidente,
Guadalajara, Jalisco, México (IMSS). Se observó
a la paciente conciente, tranquila, con dolor abdominal
tipo cólico, mal definido y con movimientos fetales. Los
estudios paraclínicos fueron normales. Refirió control
prenatal con más de 20 consultas, recibió fumarato ferroso
y ácido fólico, exclusivamente; en tres ocasiones ameritó
hospitalización por dolor abdominal.
El ecosonograma reportó: embarazo intraabdominal
de 30 semanas, con retraso en el crecimiento intrauterino
asimétrico, mínima cantidad de líquido amniótico; Doppler
umbilical con ausencia de flujo diastólico, útero de 13 x
12 x 17 cm, bordes regulares, paredes homogéneas y eco
endometrial presente. El fondo uterino estaba adosado
a la pared externa; se apreció un “colchón” placentario
intraabdominal con flujo trofoblástico.
Antes de intervenir quirúrgicamente a la paciente (previa
preparación intestinal), se administró dexametasona
para inducir la maduración pulmonar en el feto.
Después de realizar la laparotomía media, supra e infraumbilical,
se observó el saco amniótico con meconio
(++), localizado inmediatamente por debajo de la pared
abdominal (figura 1), el cual se incidió, extrajo al neonato
Figura 1. Saco amniótico localizado inmediatamente por debajo
de la pared abdominal.
impregnado de meconio (peso de 950 g, Apgar de 7 a 9,
figura 2) y se ligó su cordón umbilical. Al explorar cuidadosamente
el abdomende de la paciente, se observó que
la inserción placentaria se encontraba en el fondo y cara
anterior del útero. Hubo abundante sangrado espontáneo,
por lo que se decidió realizar histerectomía abdominal
(figura 3), con lo que se extrajo, además, 6 cm de tejido
placentario de la parte posterior derecha del hueco pélvico.
Se resecaron aproximadamente 8 cm de epiplón con infiltración
placentaria. Las trompas de Falopio y los ovarios
estaban normales.
El cálculo de pérdida sanguínea fue de 3,000 mL.
Durante la operación se trasfundieron tres paquetes
globulares, tres unidades de plasma fresco congelado
y soluciones coloides. La paciente ingresó a la unidad
de cuidados intensivos para vigilancia hemodinámica
y supervisión de la lesión pulmonar ocasionada por la
politransfusión. Tuvo evolución satisfactoria, se trató con
heparina de bajo peso molecular y antibiótico profiláctico.
Egresó 48 horas después y al octavo día del periodo
posoperatorio se dio de alta.
El servicio de patología no reportó fístulas uterinas. En
el útero se encontraba adherida la placenta monocoriónica
deformada, específicamente en su parte lateral derecha,
y abarcaba desde el istmo hasta el fondo uterino. No se
identificaron cotiledones, pero sí múltiples infartos y
congestión severa (figura 4).
El recién nacido ingresó a la unidad de cuidados intensivos
neonatales con diagnóstico de síndrome de dificultad
respiratoria, por enfermedad de membrana hialina, moldeamiento
craneal y pie varo izquierdo; requirió una dosis
de surfactante y egresó del hospital a los 70 días de edad,
con peso de 2,400 g.
Figura 2. Recién nacido impregnado de meconio.
Figura 3. Histerectomía (placenta en el fondo y cara posterior de
útero).
Figura 4. Pieza quirúrgica: placenta adherida en la cara externa
de útero.
DISCUSIÓN
El embarazo abdominal avanzado es una complicación
obstétrica que pone en riesgo la vida materna y fetal. Esta
condición representa un reto para los ginecoobstetras,
pues la mayoría de las pacientes evoluciona a alguna de
las siguientes complicaciones: hemorragia masiva, coagulopatía
intravascular diseminada, síndrome de dificultad
respiratoria del adulto, edema pulmonar, septicemia, obstrucción
intestinal y fístulas vesicales. En algunos casos
puede haber embolismo pulmonar.1
La mortalidad materna puede prevenirse con el diagnóstico
oportuno (50 a 90% de los embarazos abdominales
son avanzados cuando se establece el diagnóstico),4 pero
cuando no es posible, deberá considerarse el diagnóstico
prenatal. Diversos estudios mencionan que las pacientes
con embarazo abdominal ingresan al quirófano con otras
complicaciones, como desprendimiento prematuro de
placenta normoinserta, inserción baja de la placenta, rotura
uterina o presentaciones fetales anormales.2,8-10
La mortalidad perinatal es variable (40 a 95%);1,4 sin
embargo, su estimación depende, principalmente, de la
edad gestacional en que se establece el diagnóstico. La
supervivencia neonatal aumenta cuando el embarazo abdominal
es avanzado (63% de los recién nacidos mayores
de 30 semanas).6 Dubinsky y su grupo11 señalan que la
inserción placentaria en el útero es un factor relacionado
con la supervivencia del feto y morbilidad materna.
Aún se discute el tratamiento de la placenta en estas
pacientes. Cuando sea posible deberá extraerse totalmente
para que su recuperación posoperatoria sea más rápida y
satisfactoria.1 En la paciente de este estudio fue posible
extraerla, ya que su inserción se encontraba en el fondo
y la cara posterior del útero, por lo que la histerectomía y
omentectomía parcial permitieron no dejar placenta en la
cavidad abdominal.
Los autores de este estudio consideran que se trató de un
embarazo abdominal primario; sin embargo, la diferencia
entre primario y secundario tiene solamente significación
académica, ya que el diagnóstico, curso clínico y tratamiento
son los mismos para ambos tipos.7
Es importante que los embarazos abdominales se
resuelvan en hospitales de referencia y con personal
experimentado (ginecoobstetras con capacitación en
el tratamiento de vísceras abdominales; perinatólogos,
anestesiólogos e intensivistas), además de contar con los
mejores recursos materiales.
CONCLUSIONES
El embarazo abdominal avanzado es una complicación
obstétrica que pone en riesgo la vida materna y del feto.
El diagnóstico es difícil de establecer, ya que los signos y
síntomas son inespecíficos. El ultrasonido tiene un margen
de error diagnóstico elevado. La evolución en estos embarazos
dependerá del bienestar fetal, la cantidad de líquido
amniótico y las complicaciones maternas. La mortalidad
materna puede prevenirse con el diagnóstico oportuno;
cuando no sea posible, deberá considerarse el diagnóstico
prenatal. La inserción placentaria en el útero es un
factor relacionado con la supervivencia fetal y morbilidad
materna. La extracción total de la placenta se asocia con
mejor recuperación posoperatoria. Cuando se establezca el
diagnóstico de embarazo abdominal, deberá trasladarse a la
paciente a un centro de referencia con recursos materiales
disponibles y el término del embarazo deberá efectuarse
por un equipo multidisciplinario capacitado.
REFERENCIAS
1. Rahaman J, Berkowitz R, Mitty H, Gaddipati S, et al. Minimally
invasive management of an advanced abdominal pregnancy.
Obstet Gynecol 2004;103:1064-68.
2. Zeck W, Kelters K, Winter R, Lang U, Petru E. Lessons learned
from four advanced abdominal pregnancies at an East African
Health Center. J Perinat Med 2007;5:278-81.
3. Tsudo T, Harada T, Yoshioka H, Terakawa N. Laparoscopic
management of early primary abdominal pregnancy. Obstet
Gynecol 1997;90:687-8.
4. García-Benítez CQ, Lira Plascencia J, Dueñas Riaño JJ. Manejo
conservador del embarazo ectópico abdominal secundario
(intersticial). Informe de un caso y revisión de la literatura.
Ginecol Obstet Mex 2003;71:181-6.
5. Teng HC, Kumar G, Ramli NM. A viable secondary intra-abdominal
pregnancy resulting from rupture of uterine scar: role
of MRI. Br J Radiol 2007;80(955):134-6.
6. López Leyva E, Zarama Márquez F, Buitrón García R. Embarazo
ectópico abdominal con producto vivo. Presentación de
un caso. Ginecol Obstet Mex 2001;69:151-4.
7. Costa SD, Presley J, Bastert G. Advanced abdominal pregnancy.
Obstet Gynecol Surv 1991;46:515-24.
8. Faller E, Kauffmann E, Chevriere S, Heisert M, et al. Full term
abdominal pregnancy. J Gynecol Obstet Biol Reprod (Paris)
2006;35(7):732-5.
9. Ikechebelu JI, Onwusulu DN, Chukwugbo CN. Term abdominal
pregnancy misdiagnosed as abruptio placentae. Niger J Clin
Pract 2005;8(9):43-45.
10. Ramachandran K, Kirk P. Massive hemorrhage in a previously
undiagnosed abdominal pregnancy presenting for elective
cesarean delivery. Can J Anaesth 2004;51(1):57-61.
11. Dubinsky TJ, Guerra F, Gormaz G, Maklad N. Fetal survival in
abdominal pregnancy: a review of 11 cases. J Clin Ultrasound
1996;24(9):513-7
Ginecol Obstet Mex 2008;76(9):558-61
Emigdio Torres Farías,* Luis Guillermo Torres Gómez,** René Márquez Allegre,*** Salvador Hernández
Higareda****
RESUMEN
El embarazo abdominal avanzado es una complicación obstétrica que pone en riesgo la vida materna y fetal. Se comunica un caso de
embarazo abdominal avanzado, con ovarios y salpinges normales, sin datos de fístula uteroperitoneal y diagnóstico prenatal tardío, en una
paciente multípara, sin factores de riesgo, con recién nacido vivo, cuyo embarazo se atendió en la Unidad Médica de Alta Especialidad,
Hospital de Gineco-Obstetricia, Centro Médico Nacional de Occidente del IMSS, en Guadalajara, Jalisco, México.
Palabras clave: embarazo abdominal.
ABSTRACT
Abdominal advanced pregnancy is an obstetric complication that put at risk maternal and fetal life. We report a case of advanced abdominal
pregnancy with intact ovaries and fallopian tubes, without ureteroperitoneal fistulae and, late prenatal diagnosis, in a multiparous patient
without risk factors, with alive newborn, and whose pregnancy was attended at Unidad Medica de Alta Especialidad, Hospital de Gineco-
Obstetricia, Centro Medico Nacional de Occidente del IMSS, Guadalajara, Jalisco, México.
Key words: abdominal pregnancy.
* Jefe de la División de ginecología.
** Médico ginecoobstetra, Departamento de embarazo de alto
riesgo.
*** Médico ginecoobstetra, Departamento de urología ginecológica.
**** Jefe de la División de obstetricia.
Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Gineco-Obstetricia,
Centro Médico Nacional de Occidente, IMSS.
Correspondencia: Dr. Emigdio Torres Farías. Jesús García núm.
2447-503, colonia Ladrón de Guevara, Guadalajara, Jalisco, México.
E-mail: emig_2001@hotmail.com
Recibido: julio, 2008. Aceptado: julio, 2008.
Este artículo debe citarse como: Torres FE, Torres GLM, Márquez
AR, Hernández HS. Embarazo abdominal primario avanzado. Comunicación
de un caso. Ginecol Obstet Mex 2008;76(9):558-61.
El embarazo abdominal avanzado es una complicación
obstétrica poco frecuente, considerada de
alto riesgo, que pone en peligro la vida materna
y del feto. El índice de mortalidad materna varía de 0.5 a
18%, y el perinatal de 40 a 95%.1 El embarazo abdominal
es el que tiene más de 20 semanas dentro de la cavidad
peritoneal, cuya frecuencia ocurre en 1 de cada 10,000
nacidos vivos.2
Los embarazos abdominales se dividen en primarios
y secundarios. Studdiford estableció los criterios para
embarazos abdominales primarios (trompas de Falopio
y ovarios normales, sin datos de fístula uteroperitoneal y
embarazos relacionados exclusivamente con la superficie
peritoneal).3 En este tipo de embarazo, la implantación
ocurre únicamente en la superficie peritoneal, lo cual es
muy raro y difícil de comprobar.4
El diagnóstico prenatal de embarazo abdominal es difícil
de establecer. El ultrasonido es el método de elección
para diagnosticarlo; sin embargo, su margen de error es de
50 a 90%.5 No existen síntomas característicos para establecer
el diagnóstico adecuado; la mayoría de las pacientes
manifiesta dolor abdominal, inexplicable y persistente,
asociado con movimientos fetales. Los signos clínicos más
frecuentes son: mala posición fetal, inactividad uterina y
anatomía fetal fácilmente palpable.6
El tratamiento del embarazo abdominal es controvertido.
Cuando se establece el diagnóstico, las pacientes
requerirán una evaluación cuidadosa, la cual iniciará con
su traslado al centro de referencia para disponer de los
recursos. Si el feto ha muerto, generalmente se indica
la intervención quirúrgica, pero si está vivo, la mayoría
de los médicos realiza la intervención inmediata para
embarazos menores de 23 o 24 semanas, por la elevada
incidencia de morbilidad y mortalidad materna, y mal
pronóstico fetal.7
Aún se discute si los embarazos abdominales avanzados
(después de las 24 semanas de embarazo) requieren
de tratamiento más conservador, pero debe considerarse
que cuando el volumen del líquido amniótico disminuye
o está ausente, la incidencia de malformaciones fetales se
incrementa significativamente, ocurren deformidades por
presión y la hipoplasia pulmonar excluye cualquier posibilidad
de un feto viable. En este caso, deberá indicarse,
inmediatamente, el nacimiento del feto.7
CASO CLÍNICO
Paciente de 29 años, ama de casa, escolaridad secundaria,
originaria y residente de Tepic, Nayarit, México. Entre
sus antecedentes obstétricos están: cuatro embarazos, tres
partos a término (todos eutócicos), con recién nacidos de
2,700 a 3,700 g de peso. Inició su vida sexual activa a los
17 años de edad (sólo con una pareja) y nunca utilizó métodos
de planificación familiar. Se realizó el papanicolau
dos años previos al último embarazo, cuyo resultado fue
negativo para malignidad.
Ingresó al servicio médico con 31.3 semanas de amenorrea,
enviada del Hospital General de Zona núm. 1,
de Tepic, Nayarit, México, en donde se realizó el diagnóstico
de embarazo abdominal un día antes de ingresar
a la Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de
Gineco-Obstetricia, del Centro Médico Nacional de Occidente,
Guadalajara, Jalisco, México (IMSS). Se observó
a la paciente conciente, tranquila, con dolor abdominal
tipo cólico, mal definido y con movimientos fetales. Los
estudios paraclínicos fueron normales. Refirió control
prenatal con más de 20 consultas, recibió fumarato ferroso
y ácido fólico, exclusivamente; en tres ocasiones ameritó
hospitalización por dolor abdominal.
El ecosonograma reportó: embarazo intraabdominal
de 30 semanas, con retraso en el crecimiento intrauterino
asimétrico, mínima cantidad de líquido amniótico; Doppler
umbilical con ausencia de flujo diastólico, útero de 13 x
12 x 17 cm, bordes regulares, paredes homogéneas y eco
endometrial presente. El fondo uterino estaba adosado
a la pared externa; se apreció un “colchón” placentario
intraabdominal con flujo trofoblástico.
Antes de intervenir quirúrgicamente a la paciente (previa
preparación intestinal), se administró dexametasona
para inducir la maduración pulmonar en el feto.
Después de realizar la laparotomía media, supra e infraumbilical,
se observó el saco amniótico con meconio
(++), localizado inmediatamente por debajo de la pared
abdominal (figura 1), el cual se incidió, extrajo al neonato
Figura 1. Saco amniótico localizado inmediatamente por debajo
de la pared abdominal.
impregnado de meconio (peso de 950 g, Apgar de 7 a 9,
figura 2) y se ligó su cordón umbilical. Al explorar cuidadosamente
el abdomende de la paciente, se observó que
la inserción placentaria se encontraba en el fondo y cara
anterior del útero. Hubo abundante sangrado espontáneo,
por lo que se decidió realizar histerectomía abdominal
(figura 3), con lo que se extrajo, además, 6 cm de tejido
placentario de la parte posterior derecha del hueco pélvico.
Se resecaron aproximadamente 8 cm de epiplón con infiltración
placentaria. Las trompas de Falopio y los ovarios
estaban normales.
El cálculo de pérdida sanguínea fue de 3,000 mL.
Durante la operación se trasfundieron tres paquetes
globulares, tres unidades de plasma fresco congelado
y soluciones coloides. La paciente ingresó a la unidad
de cuidados intensivos para vigilancia hemodinámica
y supervisión de la lesión pulmonar ocasionada por la
politransfusión. Tuvo evolución satisfactoria, se trató con
heparina de bajo peso molecular y antibiótico profiláctico.
Egresó 48 horas después y al octavo día del periodo
posoperatorio se dio de alta.
El servicio de patología no reportó fístulas uterinas. En
el útero se encontraba adherida la placenta monocoriónica
deformada, específicamente en su parte lateral derecha,
y abarcaba desde el istmo hasta el fondo uterino. No se
identificaron cotiledones, pero sí múltiples infartos y
congestión severa (figura 4).
El recién nacido ingresó a la unidad de cuidados intensivos
neonatales con diagnóstico de síndrome de dificultad
respiratoria, por enfermedad de membrana hialina, moldeamiento
craneal y pie varo izquierdo; requirió una dosis
de surfactante y egresó del hospital a los 70 días de edad,
con peso de 2,400 g.
Figura 2. Recién nacido impregnado de meconio.
Figura 3. Histerectomía (placenta en el fondo y cara posterior de
útero).
Figura 4. Pieza quirúrgica: placenta adherida en la cara externa
de útero.
DISCUSIÓN
El embarazo abdominal avanzado es una complicación
obstétrica que pone en riesgo la vida materna y fetal. Esta
condición representa un reto para los ginecoobstetras,
pues la mayoría de las pacientes evoluciona a alguna de
las siguientes complicaciones: hemorragia masiva, coagulopatía
intravascular diseminada, síndrome de dificultad
respiratoria del adulto, edema pulmonar, septicemia, obstrucción
intestinal y fístulas vesicales. En algunos casos
puede haber embolismo pulmonar.1
La mortalidad materna puede prevenirse con el diagnóstico
oportuno (50 a 90% de los embarazos abdominales
son avanzados cuando se establece el diagnóstico),4 pero
cuando no es posible, deberá considerarse el diagnóstico
prenatal. Diversos estudios mencionan que las pacientes
con embarazo abdominal ingresan al quirófano con otras
complicaciones, como desprendimiento prematuro de
placenta normoinserta, inserción baja de la placenta, rotura
uterina o presentaciones fetales anormales.2,8-10
La mortalidad perinatal es variable (40 a 95%);1,4 sin
embargo, su estimación depende, principalmente, de la
edad gestacional en que se establece el diagnóstico. La
supervivencia neonatal aumenta cuando el embarazo abdominal
es avanzado (63% de los recién nacidos mayores
de 30 semanas).6 Dubinsky y su grupo11 señalan que la
inserción placentaria en el útero es un factor relacionado
con la supervivencia del feto y morbilidad materna.
Aún se discute el tratamiento de la placenta en estas
pacientes. Cuando sea posible deberá extraerse totalmente
para que su recuperación posoperatoria sea más rápida y
satisfactoria.1 En la paciente de este estudio fue posible
extraerla, ya que su inserción se encontraba en el fondo
y la cara posterior del útero, por lo que la histerectomía y
omentectomía parcial permitieron no dejar placenta en la
cavidad abdominal.
Los autores de este estudio consideran que se trató de un
embarazo abdominal primario; sin embargo, la diferencia
entre primario y secundario tiene solamente significación
académica, ya que el diagnóstico, curso clínico y tratamiento
son los mismos para ambos tipos.7
Es importante que los embarazos abdominales se
resuelvan en hospitales de referencia y con personal
experimentado (ginecoobstetras con capacitación en
el tratamiento de vísceras abdominales; perinatólogos,
anestesiólogos e intensivistas), además de contar con los
mejores recursos materiales.
CONCLUSIONES
El embarazo abdominal avanzado es una complicación
obstétrica que pone en riesgo la vida materna y del feto.
El diagnóstico es difícil de establecer, ya que los signos y
síntomas son inespecíficos. El ultrasonido tiene un margen
de error diagnóstico elevado. La evolución en estos embarazos
dependerá del bienestar fetal, la cantidad de líquido
amniótico y las complicaciones maternas. La mortalidad
materna puede prevenirse con el diagnóstico oportuno;
cuando no sea posible, deberá considerarse el diagnóstico
prenatal. La inserción placentaria en el útero es un
factor relacionado con la supervivencia fetal y morbilidad
materna. La extracción total de la placenta se asocia con
mejor recuperación posoperatoria. Cuando se establezca el
diagnóstico de embarazo abdominal, deberá trasladarse a la
paciente a un centro de referencia con recursos materiales
disponibles y el término del embarazo deberá efectuarse
por un equipo multidisciplinario capacitado.
REFERENCIAS
1. Rahaman J, Berkowitz R, Mitty H, Gaddipati S, et al. Minimally
invasive management of an advanced abdominal pregnancy.
Obstet Gynecol 2004;103:1064-68.
2. Zeck W, Kelters K, Winter R, Lang U, Petru E. Lessons learned
from four advanced abdominal pregnancies at an East African
Health Center. J Perinat Med 2007;5:278-81.
3. Tsudo T, Harada T, Yoshioka H, Terakawa N. Laparoscopic
management of early primary abdominal pregnancy. Obstet
Gynecol 1997;90:687-8.
4. García-Benítez CQ, Lira Plascencia J, Dueñas Riaño JJ. Manejo
conservador del embarazo ectópico abdominal secundario
(intersticial). Informe de un caso y revisión de la literatura.
Ginecol Obstet Mex 2003;71:181-6.
5. Teng HC, Kumar G, Ramli NM. A viable secondary intra-abdominal
pregnancy resulting from rupture of uterine scar: role
of MRI. Br J Radiol 2007;80(955):134-6.
6. López Leyva E, Zarama Márquez F, Buitrón García R. Embarazo
ectópico abdominal con producto vivo. Presentación de
un caso. Ginecol Obstet Mex 2001;69:151-4.
7. Costa SD, Presley J, Bastert G. Advanced abdominal pregnancy.
Obstet Gynecol Surv 1991;46:515-24.
8. Faller E, Kauffmann E, Chevriere S, Heisert M, et al. Full term
abdominal pregnancy. J Gynecol Obstet Biol Reprod (Paris)
2006;35(7):732-5.
9. Ikechebelu JI, Onwusulu DN, Chukwugbo CN. Term abdominal
pregnancy misdiagnosed as abruptio placentae. Niger J Clin
Pract 2005;8(9):43-45.
10. Ramachandran K, Kirk P. Massive hemorrhage in a previously
undiagnosed abdominal pregnancy presenting for elective
cesarean delivery. Can J Anaesth 2004;51(1):57-61.
11. Dubinsky TJ, Guerra F, Gormaz G, Maklad N. Fetal survival in
abdominal pregnancy: a review of 11 cases. J Clin Ultrasound
1996;24(9):513-7